Pensaba el otro día en comida (qué casualidad encontrarme tan a menudo con este tipo de pensamientos) y en el modo en que el invierno suele predisponernos a probar recetas que podamos producir sólo con aquellos ingredientes que tengamos comprados de antemano, evitando salir de casa lo máximo posible. Nos encontramos entonces con ese momento de la verdad que suele llegar tipo ocho pe-eme (media hora antes en nuestro caso, ahora que somos padres), en el que tratamos de armar combinaciones decentes con todos los elementos que encontramos desperdigados por la alacena, la heladera y el cajón de las verduras, en un efusivo intento por cenar algo rico sin que eso nos consuma tiempo que podríamos pasar metidos en la cama tapados hasta la nariz, mirando la serie de turno (o paseando de un lado a otro a un bebito-que-no-se-quiere-dormir en nuestro caso, ahora que somos padres).
De un modo u otro, esta receta responde perfecto a esa necesidad imperiosa de hacer nido que trae aparejada el invierno, sin por ello dejar de comer rico: es fácil de preparar, los ingredientes que la componen no son nada que cueste conseguir (muchos de ellos seguro los tienen ahora mismo en sus casas, esperando a ser usados), y el resultado final es realmente una delicia, ideal para los fríos que corren.
Crumble de Papa y Calabaza
Potato & Pumpkin Crumble
Ingredientes
Para el relleno
- 600 gr. de calabaza
- 350 gr. de papas
- 5 cebollas medianas
- 1 echalote
- 200 gr. de queso cheddar
- Aceite de oliva
- Sal
Para el crumble
- 100 gr. de harina
- 60 gr. de manteca
- 30 gr. de queso parmesano
- 15 gr. de nueces
- Un puñadito de perejil
- Sal y pimienta
Preparación
Primero que nada, vamos a precalentar el horno a 200ºC.
Pelamos las papas, las cortamos en rodajas finitas y las reservamos en agua fría con un poco de sal. Pelamos la calabaza y la cortamos en rodajas del mismo grosor que las papas.
Escurrimos bien las papas, las salamos y las freímos en aceite hasta que estén tiernas. Las dejamos enfriar sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Repetimos el mismo proceso con las rodajas de calabaza.
Pelamos la cebolla y el echalotte, los picamos bien chiquitos y los rehogamos en una sartén con un poco de aceite, hasta que transparenten.
Para preparar el crumble, colocamos en un bowl la harina, el queso parmesano y la manteca a temperatura ambiente, mezclando con los dedos hasta alcanzar una textura similar a la de pequeñas bolitas de pan. Añadimos las nueces, el perejil, sal y pimienta y mezclamos un poco más, hasta homogeneizar. Cubrimos nuestro crumble con un film y refrigeramos por 30 minutos.
En el mientras tanto, enmantecamos una fuente para horno rectangular, y colocamos una capa de papas en la base, luego una de queso, una de calabaza, una de cebolla, otra más de calabaza y -por último- cubrimos con el crumble.
Horneamos a 200ºC durante 35 minutos o hasta que veamos que el crumble está bien doradito.
Fuente
Nos tentamos con esta receta de Food & Cook.
De fondo
Baby It’s Cold Outside, de Haley Reinhart & Casey Abrams.
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