A partir de las 18 hs. de cualquier día de semana es habitual que en muchos de nuestros corazones comience a gestarse la pregunta del millón: ¿qué catzo vamos a cenar hoy…?
Sabemos que resulta tentador caer en “lo de siempre”, pero también creemos que buscando en el lugar correcto es posible cruzar destinos con alguna receta linda y amable que nos sorprenda no sólo por su originalidad, sino porque no requiera que pasemos por el supermercado (o similar) a comprar nada de nada.
-You had me at “spaghetti”.
Lo mejor de todo es que, más allá de que en algún lugar del combo despensa-heladera de sus hogares es posible que tengan todos los ingredientes que se necesitan para hacer esta pizzita tal cual es, también pueden volverse locos y usar otras alternativas para reemplazar lo que les falte.
Después no digan que –cada tanto– no se las hacemos sencilla!
Spaghetti Pizza!
Ingredientes
- 1/2 paquete de spaghettis
- 1 taza de salchichas cortadas en trocitos no uniformes (nosotros usamos parrillera, pero pueden usar las que quieran/tengan!)
- 1 diente de ajo picado
- 2 cucharaditas de orégano seco (nosotros usamos Hierbas de Provincia, que era lo que teníamos)
- 1 cucharada de perejil fresco picado
- Sal y pimienta a gusto
- 2 huevos
- 1/4 de taza de leche
- 50g. de queso rallado (nosotros usamos menos de medio paquete de cheddar en hebras)
- Aceite de oliva
- Un puñado de hojas de albahaca (es para poner por encima de la pizza al final, pero si solo tienen perejil pueden usar eso para todo)
Preparación
Tal como cuando preparamos pastas de forma tradicional, llenamos una olla grande con agua y la llevamos al fuego hasta que hierva.
Agregamos un puñado de sal gruesa y los spaghettis y los dejamos cocinar hasta que estén “al dente” acorde a las instrucciones del paquete (aproximadamente entre 7 y 10 minutos). Una vez listos, escurrirlos y reservar.
En un bowl, integramos los huevos y la leche. Reservamos.
Ahora vamos a necesitar una de esas sartenes que sirven para horno Y para fuego directo en hornalla.
Llevamos la sartén a fuego medio-alto e incorporamos los trozos de salchicha. Utilizando una cuchara de madera, removemos los trozos de salchicha hasta que estén bien dorados, casi crocantes. Los reservamos en un bowl, dejando la grasa remanente en la sartén.
Volvemos a llevar la sartén a fuego medio-alto y agregamos el ajo picadito, el perejil y el orégano en la grasita restante de las salchichas. Removemos todo con la cuchara de madera durante no más de 30 segundos y agregamos los fideos que teníamos reservados, integrando bien todo.
Acomodamos los fideos en la sartén hasta que ocupen toda la base y adquieran forma de “pizza”.
Agregamos entonces la mezcla de los huevos y la leche sobre los fideos (primero en los bordes, luego en el centro), moviendo la sartén de un lado a otro para asegurarnos que el líquido llegue a toda la base (como cuando hacemos omelettes).
Colocamos por encima de los fideos las salchichas semi-crispy que teníamos reservadas y el queso rallado.
Dejamos que los fideos se cocinen hasta que la base comience a ponerse dorada y crocante, aproximadamente durante 10 minutos.
Cada tanto, iremos chequeando la base con una espátula para asegurarnos que no se pegue ni se queme.
Mientras tanto, ponemos a calentar el horno al máximo.
Cuando la base de nuestra “pizza” está doradita y se mantenga unida al levantarla con la espátula, colocamos un chorrito de aceite de oliva por encima del queso y las salchichas y la llevamos (sartén incluida) a la parte de abajito del horno, con el fin de gratinar el queso que tiene por encima hasta dejarlo bien lindo y crunchy (otros 5-7 minutos, pero recomiendo ir chequeando en función del horno que cada uno tenga en su casa, ya que algunos son bastante más infernosos que otros y no queremos que un detallecito técnico como ese nos arruine nuestra pizzita justo ahora que estamos en la recta final…)
Una vez que el queso esté gratinado a gusto y piacere del consumidor, sacamos la pizza del horno, la colocamos sobre una tabla de madera y agregamos las hojas de albahaca fresca por encima.
Llevamos a la mesa, cortamos en porciones y –como siempre– disfrutamos de cada bocado tanto como podamos (y más).
Fuente: Una receta de Stephanie Russell en Okie Dokie Artichokie
De fondo
The Idler Wheel Is Wiser Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes Will Ever Do, de Fiona Apple.
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