Érase una vez una mañana de un domingo de invierno -de esos que hace frío pero también hay sol- en la que los chicos de SaltyLips se levantaron bien tempranito, se abrigaron hasta la médula y salieron de paseo con hambre de cosas ricas para visitar el local que sus amiguísimos de Punto Letra abrieron en Palermo hace poco más de un mes.
Como se imaginan, este cuento lo tiene todo: un dulce desayuno que desapareció de la mesa más rápido de lo que llegó, dos panzas llenas y muchos corazones contentos.
Tanto por dentro como por fuera, Punto Letra nos recordó a la Casita Dulce de Hansel y Gretel, en la que todo lo que está a la vista invita a entrar y darse un gusto: desde la pizarra en la vereda, hasta las cookies, los muffins y los budines esponjosos que te guiñan el ojito desde el mostrador. Ni que hablar de las delicias en lingote (“briqués” en idioma Punto Letra) entre las que se puede elegir a la hora de acompañar un té en hebras o un nespressito bien espumoso.
Playmobiles, buhitos, maneki-nekos y espumaderas de colores conviven en
armonía entre un sinfín de objetos con amor e historia que se distribuyen
cuidadosamente en el espacio, acompañando tanta cosa rica. Detrás de cada detalle (de lo que se come y de lo que no) están Valeria y Alan, dos amigos de la casa y grandes compañeros de aventuras gastronómicas varias, que decidieron dar el siguiente paso con su empresa de catering y pastelería y abrir este bolichito divino, donde se pueden probar sus originales propuestas en dulce y salado.
Si bien nos tentó el living con la mesa ratona y las sillas acapulco, elegimos la mesita de madera clara ubicada en una de las esquinas, porque la luz que entraba por la ventana era perfecta para nuestras fotos. Nos pedimos un Croissant y un Pain aux Chocolat recién saliditos del horno, dos briqués (el Banana Cheesecake con crema de dulce de leche y el Passion, con base de pistacho, bavaroise de chocolate blanco y maracuyá), cuatro macarons (de chocolate y sal, de coco y dulce de leche, de romero y mandarina, y uno de frambuesa), un café con leche y una limonada. Todo un ricor absoluto!
Haciendo buen uso del take away nos llevamos un briqué Marroc (ni más ni menos que el bocadito hecho torta) para comer en casa post cena. A eso le llamamos un domingo “a lo Punto Letra”.
Pero esperen que ahí no termina la historia! Porque no sólo de desayunos y meriendas vive el hombre…
Unos días después de aquel domingo, el living de Punto Letra se volvió el punto de encuentro con unas amigas muy queridas, donde -a pura charla- nos despachamos con un riquísimo almuerzo. La opción unánime fue el sandwich de carne braseada, tomates confitados y queso en hebras, con un side de papas al horno, y una ensalada de quinoa, cebolla morada, tomate, choclo, pepino y verdes, acompañada por una sopita de tomate. Para tomar, ganó terreno la limonada (esta vez con menta), dulce y refrescante.
El postre fue un briqué para cada una, por lo que tuve posibilidad de cucharear otra vez el Marroc, el 100% Chocolate (base bretona de cacao amargo + cremoso de chocolate con leche + crema pastelera de chocolate amargo) y el de Cerveza negra con frosting de queso (acá les dejamos nuestra versión por si quieren probar de hacerla en sus casas). Acompañamos todo con unos reconfortantes blends de Penton Tea.
La perlita: la exquisita cookie de chocolate con corazón de chocolate blanco que me comí al pasar por el mostrador cuando fui a pedir la cuenta.
No porque los querramos MIL, pero todo en Punto Letra es un muy bien 10 felicitado por donde se lo mire o se lo pruebe.
Sin dudas, para darse un gusto (unos cuantos…)
Domingo de 9.30 a 13.30 hs. |
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