La primera vez que con mi-niño-más-lindo hicimos este budín fue una tarde de martes, mientras buscábamos algo con qué entretenernos hasta la hora de cenar. Fuimos a la cocina para inspirarnos y descubrimos, tristes y olvidadas en el fondo de la frutera, dos bananas negrísimas. Buscamos en internet cómo hacer un budín con dos bananas y llegamos hasta una receta muy sencilla y de pocos ingredientes que nos pareció la indicada para la ocasión. Abrimos la heladera y la alacena y encontramos todo lo que necesitábamos: manteca, azúcar, esencia de vainilla, huevo, harina, bicarbonato y sal. Poco tardamos en ponernos manos a la obra pisando bananas, derritiendo manteca, batiendo huevos, tamizando harina y agregando cucharaditas y pizcas adentro de un bowl. Cuando nuestra mezcla estuvo lista, la pasamos a una budinera que se fue al horno sin escalas. Cuarenta y cinco minutos más tarde estábamos comiendo un budín tan rico que en casa no duró ni un suspiro.
Continue Reading
desayuno
Let me take you down ‘cause I’m going to… Strawberry fields… Nothing is real
And nothing to get hung about… Strawberry fields forever
The Beatles, Strawberry Fields Forever
En casa se vinieron con todo el calor y las vacaciones (sí, nos tocaron en diciembre…) y con ellos empezamos a pensar en las fiestas y en cuál podía ser nuestro aporte a la mesa navideña de este año. Aunque todavía no decidimos si vamos a llevar algo salado o algo dulce, estamos haciendo el mejor uso de nuestro tiempo libre en casa para ir probando diferentes opciones en la previa a los festejos.
Continue Reading
Desde aquel primer mordisco que le dimos a la Pecan Pie que Liza Puglia prepara en NOLA, nos cambió la vida para mejor. Y no lo decimos sólo por las muchas veces que volvimos a comprar otra más (y otra), como adictos en pleno sugar rush, sino porque lograron ponernos manos a la obra en casa -en contra de todo raciocinio y de nuestro gusto natural por lo salado- ya que no podíamos pasar ni un minuto más sin volver a probarlas.
Una locura esas tartitas, nos volaron la cabeza!
Continue Reading
Durante los meses que duró mi licencia por maternidad y me quedé en casa en pantuflas cuidando fulltime de mi bebito, decidí invertir una parte de mi inexistente escaso tiempo libre (benditas eran sus largas siestas…) en armar un repertorio de snacks creativos pero sencillos de preparar, que pudieran saciar con creces el hambre voráz que sentía entre comidas, producto de la ansiedad y del puerperio. Así fue como llego a mi vida este tostado increíble, que bien supo ganarse mi cariño en esas tardes de otoño, pañales y pezones doloridos, en las que me devoraba más de uno sin culpas ni miramientos, con las comisuras manchadas de chocolate y la alegría de una nena de 10 años.
Continue Reading
Un hábito que fuimos adquiriendo en los últimos meses fue el de suscribirnos en distintos blogs y sitios web de cocina, esperando recibir por mail un montón de recetas con las que no sólo salivamos como locos a cualquier hora del día, sino que también usamos de inspiración para reproducir y compartir con ustedes. Así, cada mañana nos zambullimos en un mar de imágenes deliciosas e ingredientes exóticos que se disputan no sólo nuestra atención, sino también nuestro presupuesto y nuestro tiempo tan valioso, especialmente ahora que “bebito a bordo”. Como se imaginarán, la logística de cocinar y sacar fotos ya no resulta tan sencilla como antes con un infante correteando por la casa, por lo que hacemos buen uso de la familia de turno para que nos hagan la segunda mientras nosotros nos encerramos en la cocina a hacer esto que tanto nos gusta.
Continue Reading
Un día maravilloso cruzamos nuestro camino con esta receta que, bajo el nombre de “Dutch Pancake” (panqueque holandés) o “Pannekoeken”, enseguida supo llamar nuestra atención. Un poco por la forma en que se veía el plato terminado en las fotos (“¿quedará ASÍ de inflado?” nos preguntamos, y obviamente tuvimos que comprobarlo), y otro poco porque no pudimos evitar sentirnos atraídos por el gerundio que la acompañaba (a esta altura estimo sabrán que tenemos una fijación con Amsterdam y todo lo que gire a su alrededor). You had me at “dutch”.
Continue Reading
Llegamos tempranito, como dios manda, arremangados y bien dispuestos para ayudar con lo que fuera necesario.
Alan ya estaba a full con su mega cámara, capturando el mejor perfil de los muffins de banana, mientras Vale batía sin pausa la mezcla de huevo para sumergir las rodajas de pan que en breve se transformarían, como mariposas, en pintorescas french toast.
Sin perder el tiempo, dejé a bebito feliz con sus juguetes y me puse a sacar el relleno de la salchicha parrillera que esperaba solita sobre la mesada, para luego pasarle la posta a Ale, que se encargó de saltearlo en su propia grasa hasta dejarlo doradito y brillante. Casi como coordinados por un director de orquesta invisible, todos cambiamos nuestras posiciones en perfecta armonía: Alan pasó de las fotos al armado del yogurt parfait, Vale de las french toasts a los english muffins, Ale del salteado al bebito, y yo, del bebito a los mini churros. Todo el departamento parecía una gran cocina de restaurante, en donde cada uno se improvisó una estación de trabajo para hacer su parte en este brunch que pintaba tremendo.
No caben dudas de que había equipo.
Continue Reading
Recuerdo que, cuando era pequeña, hablar de huevos revueltos para el desayuno era algo propio de las películas yankees o de los desayunos americanos que se ofrecían en los hoteles de categoría durante las vacaciones.
Hoy en día, los huevos revueltos se constituyen un clásico infaltable en todo brunch que se precie de tal, así como un almuerzo sencillo y rápido de preparar cuando no contamos con muchas cosas en la alacena de casa con las que improvisar algo.
Si bien con tan solo 3 huevos, un poco de manteca y algunas rodajas de pan estamos más que en condiciones de salir del paso, también podemos hacerlo más interesante si agregamos a la ecuación un poco de salmón ahumado como nos sugiere Jamie en la versión que hoy preparamos para ustedes.