Viena nos recibió a finales de junio, toda ella muy pulcra y calurosa, con un Naschmarkt siempre ajetreado, su imponente MuseumsQuartier, su Sachertorte tan emblemática y su aire a Mozart en cada rincón.
Ah! Y con unos increíbles schnitzels GIGANTES que no pudimos dejar de probar.
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Durante los días que la caminamos tanto como pudimos, Florencia se nos brindo mansa y veraniega, llenándonos el corazón de arquitectura y la pancita de cannolis.
Pero que aventura resultó nuestro paso por Paris!
Como la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull nos dejó allí varados por más tiempo del planeado, no tuvimos más remedio que sucumbir día tras día ante sus bellísimos paisajes y sus coloridas pâtisseries.
Durante el período de yapa en el que pudimos caminar la ciudad como algo más que simples turistas, nos dimos el gusto de visitar algunas de las más destacadas boulangeries parisinas, como Le Grenier à pain (38 rue des Abbesses, 75018 Paris), cuya baguette fue seleccionada “Best Baguette in Paris” en la edición 2010 (17th) de este crocante concurso. Otro lugarcito que se lleva los laureles en nuestra escala de cosas MUY ricas consumidas en Paris es Gosselin (125 rue Saint-Honoré, 75001 Paris), una boulanger-patissier-traiteur ubicada a 1 cuadra del departamento que alquilamos y que siempre tenía algo en la vidriera que nos tentaba… una locura, nos queríamos comprar todo! Así no se puede vivir…
Conocer Brujas fue un antojo que nació luego de habernos topado con la peli In Bruges dos años antes de viajar.
Me acuerdo incluso que cuando Ale sugirió incluir esta ciudad como un destino a visitar de camino a Paris, los 4 coincidimos en que sería una excelente idea.
Gantes fue más un bonus track de viajeros golosos que otra cosa. Pienso que si sólo hubiéramos ido a Brujas a pasar el día completo, hubiéramos podido aprovechar más todo lo que tenía para ofrecer, en lugar de repartirnos corriendo entre las dos como nos pasó. Además, al lado de Brujas, Gent no compite ni de casualidad.
Más allá de habernos agitado un poco –cosa que no vino nada mal considerando que nos mantuvimos entrados en calor a pesar del frío que hizo– fue un maravilloso día y medio lleno de trenes, gansos y chocolates, en el que además conocimos dos ricos lugares para comer. Acá se los compartimos.
Señoras y señores, con ustedes: Gent y Brujas.
Amsterdam fue una de las ciudades que más distinta nos resultó a Buenos Aires: canalcitos, bicicletas, coffee shops y cero contaminación sonora. Los lugareños hablan perfecto inglés, por lo cual manejarnos en la ciudad no nos resultó para nada complicado. Eso sí, el neerlandés es imposible de entender… todas las palabras son muy largas!! En los días que estuvimos pasando ahí nunca pude aprender nisiquiera el nombre de la calle donde estaba nuestro hostel! Lo cierto es que pasamos unos relajadiiisimos 4 días (la expresión estándar de esos días era similar a la de la foto de “say cheese”), y tuvimos la posibilidad de comer todas estas cosas ricas…
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Nuestro viaje Barcelona-Londres fue una experiencia que nunca olvidaremos ya que sirvió para sentar las bases de uno de nuestros principios más importantes en materia de vuelos: si bien viajar de noche resulta una opción atractiva (y muy económica) cuando desde tu casa (posiblemente en pijamas y pantuflas) estas ultimando los detalles de tu viaje, llegar al aeropuerto de una ciudad a oscuras y con los mangos justos, sin saber exactamente cómo salir de esa situación es un garronazo. Nevermore.
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Tarde, pero seguro…
He aquí nuestro post sobre dónde comer rico y barato en Barcelona!
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